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Carlos Pirata y el VUELO LIBRE

por akelarre
28/3/2008

Una de las cosas que más huella deja en los que practicamos el vuelo libre es nuestro primer vuelo.

Y en mi primer vuelo, hace más de veinte años, estuvo Carlos.

Él había empezado a volar unos meses antes. Ahora, yo tenía  el ala encima de mi cabeza y un mundo nuevo se abría delante. Sólo habían pasado dos horas desde que había abierto y tocado por primera vez un parapente. Eran otros tiempos. Y mientras Carlos me empujaba suavemente para ayudarme a introducirme en el aire de la ladera de Sopelana, me dijo: "Relájate y Disfruta".

Cuando sueñas que vuelas, los sueños te parecen reales. Ahora que, en la realidad volaba, el vuelo me parecía un sueño.
Al aterrizar, con el parapente en el hombro me quedé unos momentos totalmente emocionado mirando el mar mientras las palabras de Carlos resonaban en mi cabeza.

Dos meses después me encontraba en un glaciar de los Alpes a punto de despegar. Era un vuelo importante para mí, el ambiente era grandioso e impresionante.
Y estaba, allí, sólo.
Puedo hacerlo, pensé, y las palabras de Carlos resonaron otra vez: "Relájate y Disfruta".

En los siguientes años realizamos muchos viajes y vuelos juntos y con toda la cuadrilla, como una piña, de Sopelana y Orduña.
Viajábamos y dormíamos al aire libre, o en los pórticos de las iglesias, con la ilusión de un nuevo día de vuelos excitantes.

Nuestra única forma de volar mucho, en aquellos tiempos, era subir montañas.

Carlos tenía un especial preocupación, que transmitía en cada vuelo, por la seguridad en los vuelos de montaña. Había muchas variables que no dominábamos. Una aerología más complicada y unos parapentes muy limitados: en general inestables, con apenas 3 puntos de fineza, una tasa de caída  que rondaba los 3 metros por segundo en condiciones de viento en calma. El aterrizaje se planificaba con mucha anticipación y atención. Un sólo giro de 360 grados te hacía perder cien metros y la tasa de caída aumentaba considerablemente...  justo en el momento en el que a duras penas llegabas a la primera campa de aterrizaje.
Todo eso nos hacía estar alertas ante cada nueva situación o indicio que observábamos.

Había un gran interés por la seguridad, precisamente porque desconocíamos todo, no había casi libros ni manuales ni experiencias. En cada vuelo aprendíamos algo que no estaba escrito. Y andábamos siempre con la mosca detrás de la oreja, buscando información hasta debajo de las piedras.

Todas esas experiencias nos daban cada vez más alas,y nos hacían experimentar esa sensación maravillosa de encontrar un Sentido en todos los vuelos que hacíamos. De experimentar la esencia del Vuelo Libre y de la Amistad en esa fase de descubrimiento y libertad de los primeros tiempos.

Con el tiempo el vuelo libre y el parapente fueron haciendose un poco más populares y, con ello, algunos intereses creados, personales o comerciales pero poco profesionales empezaban a contaminar ese entorno.

Y, así es como Carlos se fué convirtiendo en un Pirata, en defensa de los auténticos valores del Vuelo Libre .
Carlos creía profundamente en esos valores y en  todos sus aspectos, Humano, Social y Deportivo.

Poca regulación (sólo la mínima necesaria) y mucha educación de vuelo, que, contra lo que puede paracer, no se consigue regulando.

Hace tres semanas le pregunté cómo iban los temas "oficiales".  El club Iparair junto con otros clubs de Bizkaia, Guipuzcoa y Cantabria habían organizado unos cursos de reciclado de pilotos que no eran muy bien vistos en algún sector, por no ser "oficiales".
Hay gente que termina olvidándose de que el Vuelo Libre lo desarrollan quienes lo practican volando.

"Ya sabes lo que opino de los despachos, soy un Pirata". Supongo que serás un Pirata Bueno, le dije. "Por supuesto". Sólo eran frases retóricas.
Ambos sabíamos que era un Pirata en el sentido de una cierta rebeldía hacia los mecanismos o personas  que encorsetan ésta y cualquier otra actividad.
Rebeldía hacia los múltiples intereses que contaminan el espíritu del Vuelo Libre.
Era un pirata en el sentido de rescatar esa libertad para disfrutar plenamente de ella.
De la Libertad de las Personas por encima de los estamentos. De la  Amistad por encima del negocio. Del disfrute del Vuelo "Libre".

Carlos era , como él mismo decía, "un teórico".Pero ha sabido ser consecuente y llevar a la práctica, en lo personal, buena parte de su teoría, incluso hasta sus últimas consecuencias. No estaba federado, como manifestación de  esa actitud de rebeldía. Un límite que no comparto pero entiendo, respeto y aprecio.

Así que, Carlos, tus palabras y  ese espíritu tuyo del Vuelo Libre sigue resonando en mi cabeza, y en todas las cabezas de los que amamos el Vuelo.

Carlos, Pirata... y Libre.