La Comunidad Virtual de Parapente y Paramotor

Relato de la XCantábrica por Marco Campazas

por reportajes
4/10/2006
Domingo 23

Después de desayunar y esperar a que llegara Gabriel Cañada y el resto de Asturianos, hicimos un pequeño breefing y subimos al despegue de Gistredo, la previsión era de un día bastante estable, vientos flojos y en altura algo de Noreste, llegamos al despegue a la una del mediodía más o menos, se veía la inversión a unos 2000 m (unos 300 m sobre el despegue). Después de esperar un buen rato me decidí a salir ya que era el único piloto local que iba a competir, despegué alrededor de las dos del mediodía y después de más de media hora luchando para remontar, conseguí remontar y volver a la altura del despegue, luego me volví a hundir un poco y gané unos 500 m sobre el despegue y entonces decidí tirarme hacía atrás. Giré un par de termiquillas pero no acababan de tirar. Aterricé en una pista que pasa por los picos que hay justo detrás de Gistredo.

Después de beber un poco de agua recogí mi equipo y empecé a caminar para buscar una nueva zona para despegar, caminé aproximadamente unos tres kilómetros por una pista que transitaba por la parte más alta de las montañas que hay inmediatamente detrás de Gistredo, mientras el resto de participantes de la XCantabrica iban despegando y saliendo con más techo que yo dirección norte, hacia las montañas de la zona de los picos Catoute y Arcos de agua. La zona que elegí para el despegue no era la mejor pero con el calor que hacía no me apetecía seguir andando y me estaba retrasando con respecto al resto de participantes, despegué en la montaña que hay justo detrás del pico del Cervatín, despegué desde la pista por la que había venido caminando. Remontar detrás del Cervatín fue un poco complicado porque confluyen dos valles y la brisa entraba de sureste y de suroeste había una pequeña confluencia pero la térmica no se acababa de disparar, después de más de media hora peleando, fui volando muy bajo hasta la montaña que está al este de donde había despegado y acabé aterrizando, no tuve problemas porque la ladera está completamente limpia, sin dejar caer la vela avancé hacia la ladera que estaba mejor orientada a la brisa sureste, volví a despegar y acabé aterrizando a media ladera en una explanada bastante limpia, despegué de nuevo decidido a remontar porque sino me acabaría hundiendo en el valle que tenía delante, enganché una buena térmica que me permitió remontar y derivándola pasarme al valle de atrás, allí otra vez a pelear, el equipo biplaza (Zuhait-Marcos) que había aterrizado a media ladera me animó por la radio, pero no fui capaz a remontar, así que decidí acelerar e ir hacia Quintana, pueblo que queda la final de valle. Justo antes de llegar al pueblo, a menos de 100 m sobre el suelo pillé una buena térmica, después de un rato girando ya estaba a 2000 m (1000 m sobre el valle) mi Xc trainer me indicaba que el viento era oeste así que fui viento en cola hacia el siguiente pueblo, Iqueña, justo encima del pueblo giré otra térmica que me puso a 2500 m, el viento seguía de oeste, continué volando dirección este hasta el siguiente pueblo, Tremor de Arriba, de camino giré otra térmica que me permitió pasar de los 3000 m, entonces me di cuenta de que la calle de nubes de la confluencia que se suele formar en el límite de Bierzo y la meseta, avanzaba en diagonal hacia mi trayectoria de vuelo, unos minutos más tarde ya estaba dentro de la confluencia, lo que me permitió alcanzar el techo del día 3250 m, acabé atravesándola ya que la dirección en la que se estaba formando (SO-NE) no me favorecía demasiado en mi ruta hacia La Vecilla. Con más de 3000 m seguí dirección este para atravesar el valle de Las Omañas en su parte más ancha, con un poco de viento en cara, a mitad del valle giré otra térmica que me ayudó a cruzar, llegué hasta Curueña, un pueblo que queda en la falda de la Sierra de la Filera, con 50 m de altura sobre el pueblo giré una térmica que me llevó a media ladera, y allí después de pelear casi media hora acabé desistiendo, eran las siete de la tarde y ya estaba cansado, llevaba cinco horas de recorrido entre volar y andar. Aceleré hasta llegar a Curueña donde aterricé, observado por los vecinos del pueblo que no están acostumbrados a ver parapentes por esa zona.

Llamé a mi mochilero Vicente para darle mis coordenadas y saber qué tal le había ido al resto de equipos, al final acabé desistiendo y decidí no continuar ya que mi mochilero no podía darme asistencia al día siguiente, mi equipo pesaba demasiado y además las previsiones para el día siguiente no eran buenas, pero estaba contento por la experiencia y el vuelo de casi 40 km que había hecho.