Dos cosas me animaron a apuntarme a la competición:
- Volar la cordillera cantábrica que es uno de los sitios más espectaculares de la península
- y hacerlo en Vivac.
Cuando me enteré de la idea enseguida me sedujo. Son muchos años que un grupo de asturianos pensamos que se pueden hacer los 350 km de la cordillera Cantábrica en varios vuelos y no sería descabellado pensar en empalmar con los Pirineos con un par de días de caminata. De esta manera se podría hacer algo aún más bestia
que los X-alps uniendo el Atlántico con el Mediterraneo. Pero eso de mometo son cábalas que flotan en el aire para
las próximas generaciones de voladores.
De momento este año se estrenó como proyecto piloto con un recorrido que
no llegaba a los 100 km y daban 4 días para hacerlo con la ventaja de que el mochilero además de orientarte y llevate la comida te podía llevar el equipo.
Eso si que es un buen escudero y no Sancho Panza.
Yo no podía pernoctar y tenía que acabarlo en el día o abandonar, ya que
al día siguiente tenía que estar en la oficina.
Me había marcada como mucho caminar 30 km. así que tenía que volar por los menos dos tercios del recorrido para acabar.
Para desilusión de todos el día no fue nada bueno. El techo se mantuvo a 2300 m casi todo el día y el viento entre 10 y 20 del sureste. Es decir casi de cara cuando el 90 % de los días del año esta de oeste. Sabía que había que volar muy despacio y asegurando el techo si quería hacer algo. La zona de Laciana y Babia es probablemente la más deshabitada de España y las idea de una caminata larga hasta la civilización me hacía asegurar más.
Marco Campazas, el organizador , nos hace de windoming y abre el camino al Catotute. Salgo detrás, porque ya era muy tarde y la gente no se animaba. El Catotoute con sus 2100 mts y sus inmensos canchales de piedra nos rompen la inversión así que había que seguir cresteando y alargando la ruta.
La gente empieza a pinchar. Casi todos en la trampa de Fasgar y los últimos en Murias de Paredes, algunos aterrizando arriba con la idea de volver a volar o pasar la noche arriba.
Una vez más estoy en Babia, y no por mi capacidad de abstracción, sino porque es nuestro sitio favorito en la fábrica para hacer fotos de los nuevos parapentes. Entonces el viento me lleva a Peñaubiña y al mar de nubes del norte de la Cordillera.
De nuevo acelerador a tope y hacia el sur para tratar de no caer en esa encerrona.
Son las 7 de la tarde, lo llevo claro, pienso. Llego al Pantano de Sena de Luna y sorpresa: Se rompe la inversión. Por
fin techo. 3400 m y misión cumplida. Sabía que ese planeo me llevaría cerca de Boñar y el viento era más de través.
8 de la tarde, griro lo útlimo del día encima de la tela de araña que es la central electríca de Boñar y voilez. La Vecilla a 14 km. Hecho, 3 horas de paseo y esa noche ceno y duermo en casa.
Al día siguiente me hice con el firme propósito de preparar un equipito
ligero de 8-9 Kg. No creo que vuelva a caminar con un equipo normal más de 15 minutos.
Enhorabuena a Marco y a toda la gente del Bierzo y espero que el próximo
año podamos hacer algo más ambiciosa.
La zona lo merece.