Bueno, bueno. Con eso nos consolamos los que la naturaleza no fué nada delicada. A los que siempre nos tocó bailar con la más fea, a ella, la pobre, la pasó lo mismo.
Dicen que el tiempo pone las cosas en su sitio y que el paso del tiempo da a cada uno lo que se merece. Muchas veces me sirvió para consolarme, cuando tienes mal día y te mirás en el espejo. No importa, mientras tengas belleza interior. ¿Lo de ese tipo de belleza que será? Igual es que tienes las vísceras lustrosas, quizás una osamenta maravillosa.
Ah, no, me dicen que no, que no se trata de eso. Que el asunto es mucho más místico. Acojonado me he quedado.
Es cierto que con el paso del tiempo la belleza exterior va dejando paso a la arruga, aunque algunos tratan de disimularla con la pinza en el cogote. El paso del tiempo es imparable, empiezan esos pequeños inconvenientes. Te quedas dormido en el sofá de mala manera, tu pareja se te acerca cariñosamente a limpiarte esos restos de baba en el rostro, lo hace con cariño. Tal vez eso sea belleza. Auténtica belleza.
Soporta tus malos rollos cuando volaste mal, te consuela cuando no llegaste lo lejos que querías, te consuela cuando estás desconsolado. O simplemente está contigo dándote el cariño que tu no sabes darle.
¿Será esto belleza interior?