Cuentame un cuento y verás que contento.
Ya somos pilotos oficiales de la Real Armada Parapentística. Que bien, que guay, cojonudo.
Espera espera, que para el año que viene vamos a matricular los parapentes. Y espera un poco más que dentro de poco vamos a poner tasas de despegue y aterrizaje.
A quien se le ocurre, meterse en esta actividad pensando que se metía en un universo libre. Vuelo libre, disfrutar del paisaje, disfrutar con los colegas, no hacer daño a nadie y a nada. Paparruchas.
Alguien, algunos, están empeñados en que esto se regule cada vez más, la verdad empieza a dar un poco por el culo.
La selección es natural y algunos están por meritos propios, sin necesidad de tener que demostrar nada. Ya vale de joder y querer seguir tocando los cojones al personal.
Las federaciones que federan, los seguros que aseguran y los tocacojones que están empeñados en burocratizar cada vez más esto.
Que esto siga libre y que Eolo os ilumine.