Hoy miro a lo lejos y el horizonte no está tan nítido.
No consigo distinguir bien las figuras distantes.
Las letras de los carteles, a cierta separación, se difuminan.
Es lo que tiene ser un poco miope y no tener gafas...
¿Que por qué no tengo gafas?
Porque me las he cargado, junto con parte de la jeta, rebozándolas en un despegue.
Ah, también mi orgullo ha quedado magullado...
Os cuento lo que ha pasado, que no solo de grandes vuelos vive el parapentista...
La historia es que HACE FALTA CAMPA. Y ENCIMA NO ME CANSO DE RECOMENDARLO POR AHÍ. Y YO HE CAIDO EN ESA TRAMPA.
Hace ya bastante que no hago campa, que no juego con la vela solo por jugar. Y estoy pasando por una situación de mi vida en la que necesito con desesperación volar.
Todo eso ha creado un caldo de cultivo en el que mis ganas de volar y el exceso de autoestima han desembocado en un revolcón que aunque sin consecuencias graves aparte de un careto de espanto (menos mal que sin gafas no me veo tan nítido), pues el ego ha podido con mi parte racional.
En el despegue, el viento estaba al límite del "no vuelo". De esas veces que te asomas y dudas, veintimuchos, rozando los treinta de cuando en cuando... eso sí, laminares.
Salgo, no salgo... bueno, me preparo y tanteo un poco. Un piloto como yo, controla.
Aquí estoy, de cara a la vela, la noto nerviosa, quiere ir al aire... Tranquila, pequeña, un tironcito suave de las "A" y ya nos vamos...
De pronto, el potro se encabrita. No sube recta, está un pelín cruzado...
Rapidez de reflejos. Decisiones en un flash.
Meto mando para corregir.
ERROR.
Bueno, tengo que aclarar que vengo de la vieja escuela, de aquéllos tiempos en los que se cruzaban los mandos para inflar de espaldas, técnica que se demostró más insegura que la moderna, en la que no se cruzan... Yo ya no los cruzo.
Pero han sido muchos años de usar la otra técnica, mi cuerpo tiene entrenado perfectamente ese reflejo... Y NO HE HECHO LA SUFICIENTE CAMPA CON EL NUEVO MÉTODO.
Conclusión: Metí el mando contrario, acentué el desastre.
Ahí me tenéis, haciendo una vaguada nueva en el despegue, a 30 por hora, pierdo el pie, me rebozo... me como a la Madre Tierra con el careto (menos mal que el casco es integral)...
Veo pasar las coordenadas geográficas muy rápido a la altura de mi vista...
¡Huy! ¡Raicillas!
¡Vaya! se ven borrosas... Creo que me he cargado las gafas...
Bofetón final de cara contra un pequeño talud. ¡Hum! Buen sustrato el de esta tierra... un poco salado, diría yo... pienso mientras lo escupo.
Por fin, el homínido amaestrado en el que me he convertido, es capaz de coordinar y tirar de una vez de los mandos, por fin todo se para.
Duración del vuelo: 5 segundos.
Altura sobre el despegue: Un par de metros (pero siempre tocando con alguna parte del cuerpo).
Siempre lo digo, y hoy he caído en mis propias palabras:
Hacer campa, es primordial. Necesario. Imprescindible.
Como resumen, me he perdido un vuelazo de los mejores de mi vida, por no haber practicado la base.
Y lo que es peor: esto que ha acabado en un arrastrón, en otro sitio, podría haber significado acabar en un sotavento o despeñándome por un acantilado...
Creo que voy a hacer campa... Porque encima, ahora tendré que explicar en el curro que este careto de Rocky IV que tengo es por haber intentado salvar a una viejecita de morir atropellada por un tren, o algo así...