Supongo que la gente del mundillo estará al tanto de lo que este verano se está haciendo en Cabeza de la Parra.
Para el que no lo sepa, Cabeza de la Parra es un monte situado cerca de El Tiemblo, pueblo cercano a Cebreros y por ende, al vuelo de Arrebatacapas, un clásico de la Zona Centro española.
Arrebatacapas tiene un desnivel de unos 555 metros, el despegue está orientado a S-SE.
Cabeza de la Parra, por el contrario, tiene alrededor de 900 metros de desnivel, con el despegue orientado a N-NE.
Cabeza de la Parra era un vuelo frecuentado hace unos años, allá por los 90, cuando los que volábamos íbamos a la zona y según viéramos las condiciones, subíamos a un sitio o al otro. En aquellos tiempos Internet era algo desconocido, y mucho más para mirar previsiones de nada.
Pero… En 1996, el valle de Iruelas (valle situado a la izquierda de Cabeza de la Parra), es declarado Reserva Natural y se prohíbe el vuelo automáticamente.
Ya sabemos lo dados que son los leguleyos españoles a prohibir todo lo que de entrada desconocen, sobre todo si lo que hay que prohibir solamente afecta a unos pocos que no sean políticos ni terratenientes.
Bueno, la causa de la prohibición es que en dicho valle se asienta una comunidad de buitres negros, una de las más importantes de Europa, y también al menos dos parejas de águila Imperial, especie en peligro de extinción.
Lo de las águilas es otro cantar… Son territoriales. Atacan si se ven amenazadas a ellas o a sus crías. Yo nunca he tenido un encuentro de esos, y espero no tenerlo…
Obviando el tema de las aves (fácilmente solucionable regulando las épocas de vuelo para no interferir con las épocas de cría, como en muchos otros sitios de España y del mundo), hay otro dato todavía más curioso:
Para que quede más claro, adjunto un plano donde he dibujado el despegue, el recorrido usual del vuelo, y la toma. En verde, está marcada la zona de Reserva. (Para el que le interese, el plano original se puede descargar aquí).
Durante todos estos años, se ha estado luchando por hacer entrar en razón a las autoridades, y que se convenzan de que no representamos ninguna amenaza para las aves. La lucha ha sido capitaneada por Chuchi, bien conocido en el mundillo.
Bueno, pues no sé si ha sido por la crisis que busca nuevas formas de negocio, o por la cabezonería de Chuchi… el caso es que se ha conseguido que se realice un estudio de impacto medioambiental en la zona, realizando vuelos controlados y con biólogos observando el comportamiento de las aves. Del resultado de ese estudio, aún en marcha, dependerá que se reabra o no la zona de vuelo.
El sábado pasado las condiciones meteorológicas eran las adecuadas para realizar el vuelo, y allá que fuimos, Alioth de acompañante y yo de “volátil”.
Pero, sobre todo y ante todo, la vista en el despegue:
Como podéis ver, el pantano tiene un protagonismo indiscutible, y justo enfrente, ahí abajo, se ve Arrebatacapas, empequeñecido. No se aprecia muy bien, pero he marcado Arrebatacapas y Cebreros a la derecha, para ubicarlos mejor.
Pronto nos preparamos para el despegue, aquí estamos los que ese día nos reunimos para realizar el estudio:
Una vez en el aire, resultaba curioso contemplar Arrebatacapas desde “el otro lado”:
En mi primer vuelo por la mañana, pude comprobar la oxidación que me recorre el cuerpo, primero haciendo un despegue con un trote cochinero nada elegante y luego, abriéndome demasiado al valle “aprovechando” toda la descendencia, lo que me impidió llegar a la toma oficial y teniendo que buscarme un pequeño campito improvisado en las afueras del pueblo que no tuviera cables, vallas, arbustos…
El despegue seguía suave y encarado, así que sin prisa pero sin pausa, nos preparamos y volvimos a salir.
El día estaba transparente, se veía perfectamente hasta los confines del horizonte… El pantano, de un azul intenso, marcaba con su serenidad el punto de color diferente, mostrando en su seno pequeñas embarcaciones que con la distancia parecían estáticas, asemejando el conjunto a un cielo invertido con sus estrellas y sus cometas…