martes 17 de febrero de 2009.
Otra vez me despierto mucho antes de la hora; las 6:30. De nuevo esfuerzos inhumanos para volverme a dormir, pero al final lo consigo. Me despierto como ayer, sobresaltado por el despertador.
Me apresuro en ducharme, hoy me toca afeitado. Salgo a toda pastilla tras haber recogido todo un poco hacia la taberna irlandesa donde vuelvo a pedir el cortado y el croissant.
Salgo para la escuela. Ya está José Ramón. Esperamos al resto y nos da la teoría que no nos dieron ayer. Todo muy elemental. Al poco llega la pareja de británicos y otro monitor de la escuela, un tal Paco, muy amable. Cargamos los equipos en un Land Rover y nos repartimos entre éste y otro. Hoy parece que está complicado volar para nosotros. Los monitores discuten acerca de qué sitio es mejor y deciden ir a Montellano. Llegamos, y en la zona ya hay un grupo despegando desde una loma. Sin embargo nosotros no nos vamos a la cima. Nos quedamos a medio camino en una zona de despegue un poco escondida. La cosa no pinta bien, el viento nos viene muy cruzado para el despegue y esperamos a que cambie. La cosa no tiene muchos guisos de cambiar, pero al cabo de un rato sale el sol y parece que cambia un pelo pero enseguida vuelve a estar cruzado. No sabemos qué hacer, es tarde, tenemos que comer e irnos a otro sitio seria una pérdida de tiempo. Optamos por no comer o hacerlo más tarde. José Ramón me dice que coja mi parapente que voy a salir a pesar del viento cruzado. Bueno, no me niego, al fin y al cabo, he venido a volar y tarde o temprano tendré que despegar con viento cruzado. El sitio impone, pues es mucho más alto que ayer, y como el viento viene cruzado, la carrera de despegue es mucho más corta, en previsión de ello, coloco el parapente muy atrás. Paco, me prepara el parapente para ganar tiempo. Me pongo el arnés y le doy la cámara a otro para que filme. Me hago un lío con las líneas que me cuesta una consideración de Ramón. Estás frío macho me dice. Primera prueba de inflado, un desastre, la vela me vence hacia unas zarzas y aborto para no enviar la vela a ellas. Vuelvo a intentarlo, esta vez la vela me vence para el otro lado. Tercer intento, parece que ya controlo la vela en el aire, me dispongo a correr y algo sale mal y aborto.
Último intento, parece que sí, que no
.mierda me quedo sin ladera, he de despegar como sea. Allá voy
.!!!Despego!!! ¡¡Sí!! El viento me lleva rápidamente a la derecha, corrijo para ponerme con el viento en cola en previsión de encarar el aterrizaje con el viento de cara (es un campo a mi izquierda). Voy girando a mi izquierda, pero el viento es muy fuerte y no consigo contrarrestar lo suficiente para encarar el aterrizaje. Sin embargo, por lo menos puedo contraderivar lo suficiente para ir recto. Aterrizo en el campo de al lado sin problemas y oigo los aplausos y los gritos de satisfacción de mis compañeros. Soy el único que vuela en esta zona. Guardo el parapente en el Colipack con la ayuda de Paco que ha llegado al aterrizaje con uno de los Land Rover mientras yo volaba. Mientras, los demás vienen a reunirse con nosotros. Nos vamos la zona de ayer (4 mojones), pero cambiando de ladera, ahora una más empinada y con el viento de cara. Condiciones perfectas. De nuevo soy el primero en salir (sin problemas importantes) y pillo un térmica descomunal que me hace ascender mucho. Me impone. La altura del vuelo ya es alta de por sí, solo falta una térmica que me suba aún más. José me dice por la radio que me tranquilice y no haga nada, que estoy en medio de una térmica. Le hago caso, y dejo que el parapente haga lo que quiera. Cuando salgo de la térmica, vuelvo a tomar el control. Miro la zona de aterrizaje. Dean está abajo con una manga que me indica viento levemente ladeado proveniente de mi izquierda. Viro un poco a mi derecha y luego hacia la izquierda. Estoy tan alto que me da la impresión de que voy a cruzar al otro campo. Pero los virajes me hacen perder altura. Aún así, llego bastante alto a la manga (unos cuatro metros) y la dejo a mi izquierda so pena de comérmela. ¡¡¡Mierda!! Otra vez acabo aterrizando en el barro. Recojo y ladera para arriba. La vista descorazona, es una ladera interminable. Me lo tomo con calma. La tarde transcurre en una sucesión de vuelos cada vez menos dirigidos. En uno de los despegues, José me insta a analizar la manga del despegue y a adivinar cuándo despegar. No me resulta difícil, además si no estoy seguro, no despego, aunque alguna vez José me dice que puedo despegar.
Acabo la tarde reventado. Nos vamos a una Venta a tomar algo y por el camino vemos varios parapentes despegar desde la sierra encima de Algodonales. Esto enciende los ánimos de José y al llegar al restaurante se va en el Land Rover con un amigo a la cima para aprovechar y echar algún vuelo. Me alegro por él. Yo me quedo con Paco y Antonio en el restaurante para tomar algo aunque es muy tarde. Pido una tapa de ensaladilla rusa, otra de albóndigas y un agua. Volvemos a la escuela y quedo con los monitores para ir a tomar algo más tarde. Me voy al hostal, la musculatura de la pierna derecha me falla un poco y estoy agotado. Por el camino paro en una charcutería para comprar algo para hacer bocadillos para mañana (por si nos vuelve a pasar lo de hoy, tal y como hemos acordado). Tras pensar un rato me decido por mortadela. El dependiente al ver que se la pido laminada, adivina que es para un bocadillo y me ofrece unos panecillos y me hace él mismo los bocadillos (por desgracia sin tomate, pues no tiene). Llego al hostal. Me cuesta desvestirme y me tomo un Gelocatil. Acto seguido una buena ducha. Miro el correo electrónico y respondo un mail de mi hermano.
8:45 PM. Salgo hacia la escuela aunque dudo que quede nadie ahí. Para mi sorpresa están José y Paco. Nos vamos junto con Enrique a tomar algo a un bar justo al lado de la taberna Irlandesa. Enrique me pregunta qué quiero de beber y le respondo que una Fanta. Le suelta al camarero Este no viene con nosotros eh jajaja. Pasamos la cena entre risas, chistes y bromas. Nos repartimos una tapita de Queso con Anchoas. Luego me tomo un tapa de boquerones y un montadito de queso y bacon. Nos despedimos y me vuelvo al hostal.