Nuevos tiempos revolucionan el parapente de nuestros días.
Todos hemos asistido al debate de hace un par de años sobre el uso de varillas rígidas en las velas, elementos que conforman el perfil, totalmente innovadores...
Elementos de mylar rígido, como el rigifoil, se añaden a los tejidos…
Ya solamente faltarían unas válvulas que cerrasen de algún modo las bocas para que el aire no escapara y evitar plegadas, y tendríamos la nueva generación completa…
¿Varillas de fibra?
¿Mylar?¿Válvulas?
Vaya, vaya… acabo de recordar a alguien…
¿Qué quién es?
Básicamente, fue el genio lúcido que consiguió transformar una campana de salto de paracaídas en algo capaz de despegar desde una montaña.
Este inquieto inventor, suizo, nacido en 1956, desde su infancia quedó fascinado por las alas delta desde que viera un reportaje en una revista cuando tenía 16 años.
Cuando las primeras llegan a Suiza, no duda en aportar ideas a los fabricantes, participando en el desarrollo del nuevo ingenio. En 1974 acaba siendo campeón suizo de ala delta. Y porque sus padres no le dejaron ir al campeonato mundial...
Con el tiempo, el ala delta siguió evolucionando con su ayuda, hasta que se hartó, se compró un motor y se montó un ultraligero...
En 1985 observó a unos paracaidistas “iluminados” que se “tiraban” con sus paracaídas desde las montañas entre Ginebra y Annecy. Necesitaban dos ayudantes para poder despegar, y por supuesto, la tasa de caída era enorme.
Laurent ideó un prototipo con tela más ligera, suspentes más finos y capaz de inflarse sin ayuda externa. La Randonneuse, el primer parapente como tal, había nacido, y con él, la empresa Ailes de K (“Alas de Kalbermatten”).
(Mis dos primeros parapentes fueron Ailes de K, en la cabecera de este blog los podéis ver: A la izquierda, un Brizair Everest, (1991) de escuela, dos bandas... y en el centro, un Genair 224 (1992), de iniciación.)
Lauren de Kalbermatten siguió innovando, siempre marcando una senda distinta a la del resto de fabricantes que aparecieron. Y desde luego, tuvo algunas ideas, cuando menos, curiosas... A ver si os suenan de algo:
-Mylar. Desde el principio, Laurent usó triángulos de Mylar (triángulos de carga) para unir ciertos suspentes a las velas. (En mi foto que comenté de la Genair se aprecian claramente). Cierto es que ahora el Mylar se usa para el rigifoil, su función es radicalmente diferente, pero los triángulos de carga eran “elementos rígidos” también...
-Válvulas. La gran obsesión de Laurent fue siempre las plegadas. Quería evitarlas a toda costa, y para ello experimentó varias soluciones:
Primero desarrolló la Genair (no el modelo que yo tuve, sino uno anterior de competición que tuvo el honor de ser el primer parapente en alcanzar ¡Fineza 5!).
La vela solamente tenía bocas de cajón en el centro. Los cajones de los lados estaban cerrados y mantenían la presión con un sistema interno de válvulas:
La idea era buena, pero... también plegaba. Y cuando plegaba, el lado sin presión tardaba la intemerata en recuperarse, quedaba medio estrangulado y encorbatado bajo el intradós y las posibilidades de entrar en autorrotación eran grandes...
Posteriormente desarrolló el Trilair, de alto rendimiento. La idea en este caso fue colocar las válvulas en las bocas de los cajones:
Y mantenía la presión... ¡Vaya si la mantenía! No hay nada más que ver el aspecto de una coliflor con este parapente:

Aún así, la lentitud en abrir de nuevo en caso de plegada era un problema, así que Laurent siguió pensando y desarrollando...
-Varillas de fibra. Lo siguiente que se le ocurrió fue colocar unas varillas en el borde de ataque a lo largo de las bocas, una iba por arriba y la otra por debajo de ellas. Lo implementó en la “Super-Trilair”, también llamada Pantair. Además, le dio al perfil flecha, es decir, una ligera forma de boomerang, para entendernos.
Lo más curioso era el plegar la vela para guardarla, había que enrrollarla desde cada punta, debido a las varillas...
-Como prototipo, y haciendo extremo el concepto Pantair, desarrolló el Magistair, un parapente alargado como él solo, no sé si habrá alguno a día de hoy que le haya superado... Tan fino era de cuerda, que la gente que lo probó decía que si te pasabas con el freno, te quedabas sin ese plano...


Lo que pasaba con estas velas con varillas es que en vez de plegar, se enrrollaban... la apertura era más rápida, sí, pero una corbata era irrecuperable.
Bueno, en 1992, Laurent abandona Ailes de K para emprender nuevos proyectos. Sin él, Ailes de K desarrollaría algún modelo más (y se nota ese punto de inflexión, porque se abandonan las formas cuadradas y se pasan a modelos elípticos), pero esta casa acabaría cerrando en 1995, siendo la Cristal y la Quartz sus últimos modelos. La competencia era ya demasiado fuerte.
Laurent siguió como visionario inventor desarrollando nuevos conceptos. Uno muy prometedor fue el Delka, un aparato con estructura rígida, más cercano a un ala delta que a otra cosa, en la que el piloto iba “integrado” en el ala, a lo Otto Lilienthal:
Como piloto de pruebas, confió en su buen amigo Didier Favre, que ya de por sí se merece otro artículo para él solo... Volador mítico de ala delta, creador del vuelo vivac, de los CAP...
En uno de los vuelos de prueba, Didier tuvo un fatal accidente. Aunque llevaba paracaídas de emergencia, no lo usó, quizá pensando que podría recuperar el vuelo... Aquello destrozó a Laurent y abandonó el proyecto, desapareciendo de la escena voladora...
Aparentemente.
En 1997 desarrolló un prototipo de ala inflable, el Paratonic, pero con suspentes.
Ello le sirvió para evolucionar su nueva idea y en 1997 empieza a concebir algo: El Woopy. Un ala que se infla con un par de motorcillos eléctricos y que se dirige por desplazamiento de peso, como las alas delta.
A día de hoy, la idea del Woopy es ya un formato comercial; en 2010 comenzó su andadura y se ha dividido en dos ramas: Una versión motorizada (Woopy-Fly) y otra más pequeña, pensada para esquiar-volar-esquiar a base de saltos, llamada Woopy Jump.
Y no podéis dejar de ver el vídeo del desarrollo del Woopy, es un poco la forma de Laurent de ver la vida, de enfocar las cosas con humor... De hecho, el personaje de bigote que aparece en el vídeo, es el propio Laurent, ¡Ahí es nada!
Merece la pena perder trece minutos viendo la última creación de este genio:
woopy generation from MS PROD on Vimeo.
La pena de esto es que para mi gusto ha salido en un momento en el que el speedflying pega fuerte, no sé si esta idea progresará o acabará siendo devorada por “los trapos” de ripstop...
También está desarrollando una motorización eléctrica, a ver qué tal se le da...