La Comunidad Virtual de Parapente y Paramotor

Emulando a Ícaro.

por superop
23/9/2011

Emulando a Ícaro…

¿Cuántas veces habremos podido oír esa frase?

Incluso a los que nos gusta volar, solemos decirla de cuando en cuando… Si hay que buscar a un personaje de leyenda que vuele, ese es Ícaro, sin duda.

Ícaro.

Pero… Los que volamos no nos damos cuenta de que realmente ese personaje es una trampa que los “no voladores”, los seres no ajenos a la tierra, nos han tendido.

Ícaro no dejaba de ser un niñato presuntuoso que por querer llegar al sol, fundió la cera que sujetaban las plumas que componían sus alas, y cayó al mar.

Y esa es la trampa, la moraleja que los seres no ajenos a la tierra nos quieren inculcar: Volar es contranatura y el que lo intente, acabará malogrado…

Y nosotros, los voladores, hemos caído en la trampa. Nos gusta Ícaro.

Pues yo, amigo volador, admiro a Dédalo.

¿Que quién era Dédalo? Apenas lo saben unos pocos… Bueno, sí, sí que se sabe, pero no se le recuerda.

Dédalo era el padre de Ícaro.

Dédalo fue el que inventó las alas que permitieron a su hijo y a él huir de una torre en la que estaban encerrados en una isla. La única forma de escapar era volando, y Dédalo se ingenió esas alas con plumas y cera. Más aún, cuando se las dió a Ícaro, le advirtió de que no subiera demasiado alto porque el sol le derretiría la cera. Y sí señor, el inconsciente de su hijo subestimó el consejo y acabó trágicamente, como sabemos.

Dédalo continuó su vuelo a pesar de la amarga escena y aterrizó sano y salvo en tierra firme.
Dédalo era creativo, lo suficiente como para inventar unas alas.
Era prudente, sabía de los peligros de un mal uso de ellas.

Era analítico y objetivo, aunque vió a su hijo precipitarse, no fue a socorrerle, porque sabía que no podía hacer ya nada y que él mismo moriría inútilmente.

¿Es o no realmente admirable? ¿No sería mejor emular a Dédalo que a Ícaro?
Bueno, ahora, con razón me diréis que todo esto no son más que leyendas del pasado, que ninguno de los dos existieron…

Cierto.

 

Pero por favor, sacad la moraleja real de todo esto…

No seamos Ícaros… No subestimemos el mantenimiento de los equipos, renovemos el material cuando tenga síntomas de desgaste serios… No subestimemos tampoco las condiciones meteorológicas… No salgamos si éstas nos superan, y sobre todo, no despreciemos los consejos de gente con más experiencia.

Seamos como Dédalo, prudentes, analíticos, serenos, sabedores de que lo que nos sustenta no es infalible, que tiene unas leyes que hay que respetar en todo momento. Que si osamos quebrantarlas, seremos un Ícaro más que llenará las estadísticas de los seres que no son ajenos a la tierra…

Porque yo, en el fondo, me siento ajeno a la Tierra cuando vuelo. Siento que no pertenezco a eso de ahí abajo. ¿No os pasa a vosotros?

Pues respetemos las reglas y podremos seguir estando ajenos a la tierra todo el tiempo que deseemos… A pesar de que nunca nos comprendan los seres no ajenos a la tierra…