El otro día me di un vuelo de unos diez minutillos, de los que podemos calificar como "sencillo", "mediocre", "simple", e incluso los machacas de pro, pueden llegar a opinar "vaya cagada de vuelo".
Me explico: Condiciones buenas de ladera, con posibilidad incluso de aterrizar arriba, viento laminar y constante... Bueno, pues salí, me hice una pasadita por toda la ladera, y vi a un par de alumnos en curso que al estar ya avanzadillos, les estaban guiando para hacer su primera ladera.
Decidí no estorbar y aunque había sitio de sobra para todos, me fui para abajo; el día estaba perfecto para planear tranquilito, probar el acelerador (a ver si lo ajusto mejor, sigue largo)... en fin, un descenso con un planeo suave...
Pues llegué abajo más feliz que una perdiz. Me sentía agusto conmigo mismo, aterricé donde quise, vi a los alumnos todavía arriba, flipando...
Y encima mi mujercita también hizo ladera. ¿Qué mas le puedo pedir a la vida?
Lo que más me gusta del vuelo, es la paz que pueden llegarme a transmitir diez mediocres minutos...