La Comunidad Virtual de Parapente y Paramotor

Una leyenda soriana, un mito.

por superop
30/6/2009
En los fríos atardeceres, cuando el viento catabático descienda uniforme por las laderas indicando el fin del día de vuelo, en las reuniones de pilotos para comentar anécdotas pretéritas y hazañas no superadas, rondará un personaje fantástico, una leyenda a la que el tiempo terminará por añadirle toques de mito, de irrealidad a la que los héroes se ven avocados, algo así como el Cid Campeador, del cual se cuentan muchas gestas fabulosas…
De ese personaje, el cual se desdibuja en grandeza, se cuenta que era muy fuerte, de hombros y torso poderosos, capaz de sujetar en la espalda un paramotor a tope de revoluciones sin ni siquiera hacer ademán de tambaleo…
Capaz asimismo de volar en las condiciones más duras que uno se pueda imaginar… cuando todos guardaban sus equipos por exceso de viento, cuando se daba el día por perdido, él, con una pregunta inocente -“¿No voláis?”- sacaba el suyo, y ante la incredulidad de los concurrentes, inflaba con un peculiarísimo arte parecido a la técnica de la cobra y evolucionado por él, y salía al aire…
Inconfundible siempre, por su silla carenada por él mismo, con una lona de color naranja, penetraba en ese vendaval como si el viento se rindiera ante él, y es que lo hacía…
En el recuerdo de muchos estará una manga del Campeonato Nacional de 2008 en Arcones, que se decidió suspender por exceso de viento, y mientras todos los competidores recogían, una Niviuk blanca se desplegaba y salía al aire…
Los mas viejos del lugar, como parte de esa leyenda, contarán que una vez, hace muchos años, voló con un parapente muy viejo y desgastado, y de una talla muy inferior a la de su peso… con una silla sin protección, sin paracaídas de emergencia… se le rompieron multitud de suspentes, una cascada entera, y se fue al suelo casi en caída libre… y en el hospital decían que no entendían cómo no le había pasado nada grave… que todas y cada una de sus articulaciones habían absorbido el brutal impacto hasta casi la rotura… pero que habían aguantado.

En esas tertulias de vuelo, necesitados ya de alguna risa, probablemente alguien contará que ese personaje, que también era monitor de parapente, no usaba radios con sus alumnos… le resultaba “muy fino”, según sus mismas palabras… Con solamente su poderosa voz, le bastaba… ya estuviera el alumno despegando, girando térmica o aterrizando… su voz llegaba potente y nítida… “¡METE MAS IZQUIERDA, COJOONAA!” Vaya si llegaba su voz…

Pionero en el arte de volar en parapente, oficializó las zonas de los alrededores de Soria, su feudo, y la gente contará también que su estampa podría recordar perfectamente a sus antepasados numantinos…
Esas zonas, en las que en los despegues no hay mangas… bueno en una, una cremallera vieja en un palito, la cual, si ondeaba, le valía para saber que estaba bueno para él…
También contarán que manejaba su biplaza como si fuera una servilleta, y que de cuando en cuando volaba con su hijo, con muy pocos años, que era prácticamente como volar él solo con tanta vela… y también penetraba… y si con su hijo hacía un top landing con viento de 40 sostenido, en el momento de la toma se deshacía del parapente con los mosquetones de suelta rápida… “Es que no quiero que se asuste si por lo que fuera me caigo encima de él; si estuviera yo solo, eso no lo hago, que luego hay que ir a por la vela”…
 
Seguramente, esas tertulias albergarán también rostros incrédulos, gente escéptica que detectarán que tanta hazaña no puede ser cierta… Pero os juro, amigos, que ese personaje existió, lo que cuento es cierto, fue y es real, y ahora es real en nuestras almas, porque lo más increíble de todo, lo que mas engrandece esta historia, es que su corazón era aún mas grande que su persona… su nobleza quedará por siempre impregnando las zonas de vuelo sorianas…

 

HASTA LUEGO, JAVI.

 

Y TE VUELVO A REPETIR: GRACIAS. Tú sabes bien por qué…