por cami
Corria el año 98, cuando al trabajo nos trajeron unos boletines de propaganda sobre las fiestas de Santa Barbara (Toledo), y al final venia un anuncio de una escuela de Parapente. Me llamo la atención y me puse en contacto con la escuela para saber mejor de que iba todo eso. Acudí a la cita con mi hermano y sali convencido de querer probar esas sensaciones que hasta entonces solo podia imaginar en mi mente.
Despegue de Magan (Toledo)
Cuando llegamos a los pies de la ladera me dijo... -Mira, es ahi arriba .
Y yo pensaba: -Vaaaaale, Tranquiiilo, no pasa nada, te vas a tirar por un cerro con un trozo de tela atado a las costillas, pero no pasa nada porque este tio sabe todo lo habido y por haber.
Y cuando empezamos a subir... y a subir... por un camino al pie de la ladera yo decia:
-¡Joer!, que alto esta esto ¿no?.... (Magan no tiene mas de 100m) si llega.
Y Corbacho (mi monitor), para animarme mas todavía, me suelta que justo por donde estabamos pasando en ese momento, volcó hace ya tiempo otro todoterreno.
-¡Bueno!, pues ya hemos llegado.
Me bajo del coche con dolor en las ingles, por haber estado el dia anterior corriendo como un loco con el arnes y la vela para conseguir despegar 25cm en una ondanada.
Y ya, con todo puesto, arnes, casco, emisora, y eso que se supone que me va a sostener en el aire, pongo postura de Leonardo Dicaprio en Titanic y toda mi atencion se centra en oir:
-Corre...corre...corre...corre...¡Para...para...para!...
Y vuelta a empezar. Pero cuando lo conseguí, a la 2º o a la 17º ( no me acuerdo) y sentí mis pies desprenderse del suelo, el viento en mi cara y la sensación de aterrizar no me quedo otra que gritar lo mas fuerte que pude.
Nunca olvidare ese momento, ni el de la primera vez que me puse por encima del despegue, esos momentos creo que fueron los que realmente me engancharon a esta forma diferente de ver el mundo cuando solo tenia 17 años. Ahora, 7 años despues, doy las gracias a todos los que hasta ahora me han ayudado a progresar y me seguiran ayudando. Gracias.
Mi primera vela (Edel Cuantum) a la que tengo un cariño especial y todavía conservo.
Aun sigo yendo de vez en cuando a mi primera ladera.